¿Volver a casa?
Cuando salí de casa por primera vez, me sentí orgulloso. Creía que estaba listo para mi vida adulta.
Cinco años después, volví derrotado. Mi relación terminó justo cuando mi pareja empezaba a trabajar. En su primer quincena me dijo: “Ya no te amo, vete de la casa.” Yo acababa de perder mi puesto y mi sueldo. Y el mundo se me vino abajo.
Al llegar, mi cuarto ya era del gato, y mi cama la habían regalado. Dormí primero en el cuarto de mi hermano —aprovechando que trabajaba de noche—, luego en el de mi mamá, y después pude comprar un colchón.
Me daba vergüenza volver así, roto. Pero en casa me recibieron con respeto y cariño. No fue lástima: fue amor.
Ahí descubrí que casa no son paredes ni muebles. Casa es la gente que te sostiene cuando caes. Mi mamá, mi hermano, y también yo, aprendiendo a sostenerme otra vez.
Eso es volver a casa.
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